
Huaraz en Línea. - En un contexto donde el ritmo acelerado de la vida y los constantes estímulos tecnológicos exigen nuevas formas de gestionar el tiempo y las emociones, Diana Sosa, coordinadora académica de Psicología de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), destaca la importancia de la “neuroproactividad”, un enfoque emergente que combina la neurociencia con la productividad personal.
Ella explica que este término, introducido por el consultor y formador Miquel Nadal, consiste en rediseñar los métodos tradicionales de gestión del tiempo desde una mirada más consciente del funcionamiento cerebral. “La ‘neuroproductividad’ tiene como finalidad entrenar al cerebro para lograr metas y permitir al individuo tomar decisiones alineadas con los ritmos naturales del cerebro, evitando la fatiga mental y mejorando la claridad”, argumenta.
La especialista señala que adoptar este enfoque puede transformar el desempeño tanto personal como profesional. “Al ser conscientes de que nuestro cerebro comanda todas las actividades que realizamos, podemos iniciar el día con tareas simples y controlables que estimulen el rendimiento sin generar desgaste innecesario”, sostiene.
¿Qué factores contribuyen a desarrollarla?
La coordinadora de Psicología de la UTP resalta tres factores que influyen directamente en la “neuroproactividad”.
- Ritmos circadianos. Son los cambios fisiológicos, mentales y conductuales que ocurren en el cuerpo en un ciclo de, aproximadamente, 24 horas, influenciados, principalmente, por la luz y la oscuridad. Estos ritmos, junto con una buena calidad de sueño, una nutrición adecuada, la práctica regular de ejercicio físico y una estabilidad emocional, contribuyen a que el rendimiento de nuestro cerebro sea óptimo.
- Resiliencia emocional. Es la respuesta para anticiparnos a las desventuras, o cuando nos adaptamos a las situaciones complejas a fin de resolver conflictos. Se debe entrenar al cerebro para lograr una autorregulación emocional positiva a fin de mantener el equilibro y estimular la creatividad.
- Ámbito educativo y laboral. Permite diseñar espacios más productivos, planificar con base en los momentos de mayor energía y fomentar la innovación en la solución de problemas.
Aunque aún no existen estudios específicos sobre la “neuroproactividad”, diversos hallazgos científicos sobre neuroplasticidad, atención y toma de decisiones respaldan su fundamentación, comenta Sosa. “Investigaciones recientes señalan cómo el cerebro bloquea opciones descartadas para mantener el enfoque, un fenómeno clave en la gestión efectiva del tiempo y la energía”, explica.
Finalmente, la docente de la UTP alienta a adoptar hábitos proactivos que fortalezcan el bienestar general, como cuidar el sueño, integrar el deporte en la rutina y reflexionar sobre la motivación personal. “Una mente descansada, alineada con su cuerpo y enfocada en lo que realmente importa, es capaz de alcanzar metas de manera más satisfactoria y feliz”, concluye.
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