
Huaraz en Línea.- La tensión social en la sierra de Huari alcanzó un nuevo punto crítico cuando un grupo de comuneros de Huaripampa incendió maquinarias pesadas y provocó destrozos en un campamento de la minera Antamina, ubicado en el distrito de San Marcos.
Testigos registraron en videos columnas de humo que se elevaban desde el campamento y escenas de enfrentamientos entre manifestantes y efectivos de la Policía Nacional del Perú (PNP), quienes emplearon gases lacrimógenos para intentar recuperar el control de la zona.Peruvian cuisine
Los comuneros, por su parte, respondieron lanzando piedras y palos, mientras denunciaban abusos en el operativo de desalojo. Dirigentes locales afirmaron que varios integrantes de la comunidad resultaron heridos y responsabilizaron a las fuerzas del orden.
El ataque ocurrió en el marco de un conflicto territorial que enfrenta desde hace meses a la empresa con la comunidad campesina, la cual reclama la propiedad de terrenos que la compañía asegura que adquirió hace más de dos décadas.
Pronunciamiento de Antamina
En un pronunciamiento público, Antamina aseguró que mantiene la titularidad legal de las tierras en disputa y recordó que “los acuerdos de compra de tierras suscritos en 1998 nunca fueron cuestionados por la comunidad hasta fines de 2023”.
La empresa calificó como “ingreso indebido” la ocupación de sus instalaciones y señaló que este acto constituye un delito tipificado en el Código Penal.
Los comuneros de Huaripampa, en cambio, sostienen que la compañía extendió sus operaciones sobre terrenos que no forman parte de su concesión.
Como medida de presión, mantienen su presencia en la zona desde el 15 de agosto y advirtieron que radicalizarán las protestas mientras no se instale una mesa de negociación con representantes del Estado.
Defensoría del Pueblo de Áncash
Frente a la violencia registrada, la Defensoría del Pueblo en Áncash comunicó que coordina con el Ministerio de Energía y Minas para activar un canal de acercamiento entre la comunidad y la empresa.
El objetivo, señalaron, es frenar el deterioro del clima social y evitar que los enfrentamientos deriven en mayores pérdidas humanas y materiales.
El conflicto territorial puso en entredicho la estabilidad de una relación que, según la minera, se mantuvo “pacífica y fructífera durante más de 25 años”.
No obstante, la distancia entre las versiones de los comuneros y los argumentos de Antamina muestra que la disputa no se resolverá fácilmente.
Por el momento, la zona permanece bajo resguardo policial, mientras las familias de Huaripampa insisten en que su reclamo territorial será sostenido “hasta las últimas consecuencias”. (Fuente: Expreso)
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