Los sacerdotes asesinados en Ancash durante la violencia política

Domingo, 9 Agosto 2015 - 9:45am

Huaraz en Línea.- Entre 1991 y 1997 cinco sacerdotes murieron a manos de sus asesinos. La mayoría eran de nacionalidad extranjera, entre ellos italianos y polacos así como un español herido.

Muchos sufrieron secuestros y torturas así como graves lesiones a consecuencia de los disparos de parte de elementos subversivos.

El crimen del padre Daniel Badiali es diferente a los demás pero encierra un profundo significado como siervo de Dios al haber ofrecido dar su vida a cambio de otra persona.

El asesinato de los sacerdotes polacos Michael Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, miembros de la Orden de los Frailes Menores Conventuales, quienes el 9 de agosto de 1991, laborando como misioneros, fueron secuestrados y fusilados por el grupo terrorista Sendero Luminoso. Los padres Tomaszek y Strzalkowski llegaron a Pariacoto en 1990 para llevar ayuda espiritual y social a los pobladores de aquel lugar.

En 1995, la Congregación para las Causas de los Santos de la Santa Sede autorizó la apertura del proceso de beatificación de ambos sacerdotes como mártires de la fe.

Los sacerdotes Zbigniew Adan Strzalkowski y Miguel Tomaszek, ambos de nacionalidad polaca, pertenecían a la Congregación de Franciscanos Conventuales de la provincia de San Antonio de Cracovia Polonia, enviados como misionero de la Congregación Franciscana al pueblo de Pariacoto en Ancash.

En 1989 arribaron al Perú con el propósito de fundar el primer convento de su orden en el distrito de Pariacoto (Ancash). Por encargo de la Diócesis de chimbote. Inauguraron, oficialmente, la parroquia “Señor de Mayo” el 30 de agosto del mismo año, cuya misión pastoral comprendía cuatro parroquias: Pariacoto, Yaután, Cochabamba y Pampas Grande.

En poco tiempo estos sacerdotes se ganaron el corazón de los pobladores, gracias a su labor apostólica, la formación de comunidades cristianas, de escuelas de catequistas y por su identificación con la pobreza y necesidad de los campesinos.

 

Inicios de los ataques y amenazas

En julio de 1989, los terroristas dinamitan la torre de la catedral en Huari, y en noviembre atentan contra la casa parroquial de Chavín. En enero de 1990, el P. Franz Windischoffer, párroco de Huantar en Huari, es atacado, torturado y su casa incendiada.

Sendero Luminoso intentó asesinar a un sacerdote de la diócesis de Chimbote, el P. Miguel Company, pero falló, hiriéndolo gravemente. El 9 de agosto de 1991, un grupo de senderistas asesinó a dos sacerdotes franciscanos polacos, Michel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, en Pariacoto, Ancash. El 25 de del mismo mes, el P. Alessandro Dordi, misionero italiano, fue asesinado en Santa.

El 1 de octubre de 1992, el joven italiano Giulio Rocca, quien trabajaba como voluntario en la Prelatura de Huari, fue asesinado en Jangas, cerca de Huaraz.

Giullio Rocca en Jangas (1992), sacerdote asesinado por una  columna de Sendero Luminoso en el distrito de Jangas y, finalmente, el padre Daniel Badiali asesinado por Marco Aran Montesinos el domingo 16 de marzo de 1997 en el paraje denominado Acorma, provincia de Carlos Fermín Fitzcarrald.

En febrero de 1993, en su propósito de paralizar la labor pastoral y social que realiza la Iglesia, un comando de aniquilamiento de Sendero Luminoso amenazó, en afiches, con matar a varios sacerdotes nacionales y extranjeros, si no abandonaban esta región y el país. Las víctimas de estas amenazas eran sacerdotes que desempeñaban su tarea de evangelización y una labor social entre los pueblos más asolados por el hambre y la pobreza.

En esta "lista negra" de los extremistas -según los afiches requisados por la policía-, figuraban el sacerdote de la parroquia Nuestra Señora de Belén, de nacionalidad italiana, el párroco del templo del populoso barrio de Nicrupampa, en Huaraz, el párroco principal del convento San Antonio, de nacionalidad española, el sacerdote de la parroquia de Marcará, en la provincia de Carhuaz, y el párroco de Asunción-Chacas (Huari), ambos también de procedencia italiana (LR 9.2.93). (Tomado de Daniel  Badiali: Santos en las alturas de Edgar Palma Huerta)

 

 

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